LOS RECUERDOS DE MI PADRE

Otrora, la caza era una actividad normal y no se veía como un atentado a la naturaleza; existían clubes deportivos que, con fines recreativos, organizaban partidas de caza tanto de aves como de algunas otras especies animales, o de pesca en lagunas y ríos. De tal manera que, durante mi niñez, solía acompañar a mi padre en sus constantes cacerías y expediciones que eran toda una sensacional aventura por las montañas y los valles que circundaban mi pueblo natal y, a veces, por regiones más distantes en nuestra variada geografía nacional. De aquellos años maravillosos, conservo gratos y entrañables recuerdos guardados en un atribulado e impaciente corazón que nunca olvida.

EL CAZADOR

(Serventesios)

Recuerdo con amor tiempos pasados,

junto a mi viejo, apostando carreras,

persiguiendo palomas o venados

por valles, por montañas y laderas.

Cauteloso, sagaz e inteligente,

perseverante, sin mostrar flaqueza;

por eso en mi memoria está presente

para cualquier faena, su entereza.

Pero el tiempo se va, nunca regresa,

mi amado padre ya no está conmigo;

dejándome su estela de nobleza

se fue tras las palomas en el trigo.

Ahora, con arrugas en la frente,

recuerdo con cariño aquel consejo:

que cual un cazador fuese prudente

si, en verdad, quería llegar a viejo.

¡Va mi vida, teniéndolo presente!

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Rafael Humberto Lizarazo G.

Imágen: Escena de caza
De mi Galería