lunes, 31 de diciembre de 2018

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS...





"Ninguno de nosotros tiene el poder de enmendar las cosas que la vida nos ha deparado: nos las impusieron antes de que pudiésemos darnos cuenta. Nos empujan, sin embargo, a que hagamos cosas y cosas a lo largo de nuestras vidas hasta que éstas se van interponiendo entre nosotros y las cosas que hubiéramos querido ser. Así las cosas, se nos antoja que nos perderemos para siempre en la maraña de nuestro propio destino". De cualquier manera... somos pasado y somos presente y somos futuro y no somos nada, pero tenemos la capacidad de amar, de ser agradecidos y de poder decir gracias, muchas gracias estimados amigos y seguidores de mis humildes letras. Dios le pague por tanto cariño. 


FELIZ 2019
(Jotabem)

Feliz año, mis "parceros",
son mis deseos sinceros.

Que sea estrellado el cielo
por allá en su amado suelo,
y que un purpurino velo
cubra de dicha su anhelo.

Que no falte poesía
  en el rol de cada día...

y que puedan, compañeros,
convertir el desconsuelo
en desbordante alegría.

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Derechos Reservados Copyright © 2018
Rafael Humberto Lizarazo G.

Texto introductorio:

Eugene O'Neill.


viernes, 28 de diciembre de 2018

LOS MUÑECOS DE AÑO VIEJO





Para cada treinta y uno de diciembre era costumbre popular fabricar muñecos de trapo rellenándolos con papel o con tamo, adicionando algún tipo de fuegos pirotécnicos. Los espantajos se colocaban frente a las casas para ser exhibidos y al filo de las doce de la noche se les prendía candela haciendo una algarabía de multicolores explosiones para despedir el año viejo. En cierta oportunidad, a alguien se le ocurrió montar su maniquí encina de una camioneta y, antes de quemarlo, darle tres vueltas al pueblo echando pito y gritando a todo pulmón... otras personas y vehículos se unieron haciendo caravana, dando así, origen al tradicional "Desfile de Muñecos de Año Viejo" que se realiza en mi pueblo natal desde hace aproximadamente cuarenta años, sin interrupción alguna.


LA QUEMAZÓN
(Coplas)

Poquitas horas le quedan
al año dos mil dieciocho,
pa'despedirlo tenemos
ya preparado el sancocho.

También 'ta listo el muñeco
debajo del oticón,
pa'que a las doce se vaya
con retreta y explosión.

Al repicar las campanas
 de la iglesia parroquial,
le prenderemos candela
dándole justo final.

Y... dejaremos de lado
penas y melancolías,
esperando que año nuevo
nos traiga mejores días.

En tanto que dan las doce
bailaremos, comeremos,
brindaremos con buen vino
y un abrazo nos daremos.

Pa'el otro la'o solamente
lo que se coma y se beba,
por equipaje postrero
es to' lo que uno se lleva.

Ya la suerte fue jugada
y no hay tiempo de llorar,
el camino se halla libre
pa'marcharnos o llegar.

Y... después de lo sufrido
quizás venga lo mejor,
menos mal aún podemos
recibir y dar amor.

Mi cariño a los amigos,
familiares y parientes,
los que habitan en el mundo
y a los queridos ausentes.

En medio del alborozo
mientras el confeti llueve,
les deseo felicidades
en el dos mil diecinueve.

Que caigan como la nieve
salud y prosperidades.

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Derechos Reservados Copyright © 2018
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Muñeco de Año Viejo.
yosoycultura.com



viernes, 21 de diciembre de 2018

EL PESEBRE MÁS BONITO





Al otro lado del río, en uno de los costados del rombo que formaba el cruce de los tres caminos junto a la antigua estación de gasolina, vivía don Patrocinio, un comerciante muy respetado y querido por la comunidad. Eran sus hijas unas señoritas muy bonitas y hacendosas, quienes construían por allá en los años sesenta, el pesebre más novedoso y admirado de toda la región. Este tenía de todo: ríos, lagunas, cascadas, caminos, montañas, llanuras, rebaños, poblados y estaba iluminado con infinidad de luces multicolores. Acostumbrábamos visitarlo en familia para rezar la novena, cantar villancicos y disfrutar de los ricos bocadillos navideños que allí se ofrecían. La tradición acabó poco tiempo después de que una gran avalancha, bajada de la montaña, arrasara con gran parte del pequeño caserío.


EL PESEBRE
(Dos Jotabé con estrambote)

I
Un monte a la distancia, la ensenada,
un río, una laguna y la cascada. 

Las ovejas, las vacas, los terneros, 
la luna, las estrellas, los luceros;
los barbechos arados, los potreros
y aquel tren esperando pasajeros.

Formaban el pesebre más bonito
que jamás haya visto mi pueblito.

Y... la Virgen María recostada,
bajo lumbre de mágicos luceros
arrullando a Jesús, poco a poquito.

II
Hermosa tradición tan decembrina,
 se añora, se vislumbra y se adivina.

En cada corazón que alegremente
saluda y se entrelaza con la gente;
en cada villancico que se siente
sonar en navidades del presente.

Gratos recuerdos del ayer divino
sembrados a la orilla del camino.

Y... regados con agua cristalina,
cual fueran el albor y la simiente
de un futuro mejor, como destino.

Una copa de vino,
un brindis por la vida y la amistad:
 ofrezco de regalo en Navidad.


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Derechos Reservados Copyright © 2018
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Vista de Paz de Río.
De la Internet.




martes, 18 de diciembre de 2018

EL ARMONIO DE DON HIPÓLITO...





A don Hipólito Mojíca le decíamos don "Polito". Era un hombre bonachón, de baja estatura, escaso de pelo y pasadito de kilos. Tenía, en una de las esquinas del parque, su almacencito de mercería en el cual vendía hilos, botones, cintas, agujas, encajes, adornos y todo tipo de artículos para costura. También tocaba el armonio en las misas cantadas del padre Amaya y, en las novenas navideñas, acompañaba los villancicos entonados por los niños del coro de las monjitas. Muy grato era para mí escuchar su voz grave y el sonido tan peculiar de aquel antiguo instrumento, de fuelle a pedal, copando de melodías las naves de la iglesia parroquial... aún, de vez en cuando, me parece escuchar a don Hipólito.


MONAGUILLO
(Musa con estrambote)

Si de "Polito" sonara
aquel armonio de antaño,
para despedir el año
junto con él yo cantara.

¡Qué dulce fuera escuchar
al despuntar de la aurora,
la música ensoñadora
que solía interpretar!

Mi traje de monaguillo
luciría con decoro,
y subido allá en el coro
cantaría un estribillo.
Haría de pastorcillo
en la novena del día,
la estrella perseguiría
y tocaría tambores
al Niño de mis amores,
a San José y a María.

 Y sería…
del tiempo feliz viajero
tocando mi sonajero.

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Derechos Reservados Copyright © 2018
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Saliendo de misa.
De mi Galería.




viernes, 7 de diciembre de 2018

EN UN TREN DE JUGUETE...





Hasta el pueblo donde pasé los días más felices de mi existencia, viaja mi mente, mi mente pesarosa montada en un trencito de juguete. Mientras recorro sus callecitas, me acuerdo de las idas navidades con la novena, los cantos, los disfraces, las apuestas del juego de aguinaldos y el bullicio de fiestas familiares aromadas de vino y amasijos. Habitan, allá, otros recuerdos gratos: la alegría de estrenar ropajes para salir a misa en Semana Santa desde la casona de los abuelos; las escuelitas de mi madre, las expediciones de caza con mi padre, los amigos, la novia primera, los paseos al río y tantas e inolvidables cosas. Cuánta nostalgia siento, Dios mío… ¡todo lo bello debería ser eterno!


LA FACTORÍA
(Sonetos)

I
Ahora, cuando son mis pasos lerdos,
aquí en mi corazón atribulado
que busca entre las ruinas del pasado:
tengo una factoría de recuerdos.

Mejor sea de locos, no de cuerdos
en este discurrir descontrolado,
la suerte que en destino me ha tocado
de inocuos e infantiles desacuerdos.

Verde o azul, naranja o amarillo
el traje que lucía aquel chiquillo,
y de cuadros pintada la camisa.

Aún la factoría sigue abierta
no tiene cerraduras en la puerta,
y me veo garboso yendo a misa.

II
Mi fábrica produce mercancías,
juguetes y bombones sin medida
 del color o sabor que yo le pida:
cumpliendo mis soñadas fantasías.

Las noches son serenas y... los días
me traen la niñez desprevenida,
que aparenta ser ave desvalida
buscando desterrar melancolías.

Regresan del ayer las navidades
tatuadas en las idas mocedades,
y siento dulce aroma pueblerino.

Me voy de cacería con mi padre
o asisto a la escuelita de mi madre,
y recojo las flores del camino.

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Derechos Reservados Copyright © 2018
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: El tren de colores.
De la Internet.


lunes, 3 de diciembre de 2018

LUCTUOSO ANIVERSARIO





Para Mauricio el último mes del año es un tiempo dolorosamente triste: aquella tarde, del siete de diciembre, preparaban con Margarita todo lo concerniente a la celebración de su primer aniversario de bodas. Como la fecha coincidía con el día de la Inmaculada Concepción, él salió presuroso a comprar los faroles y las velitas para el alumbrado a la Virgen y, mientras tanto, ella ultimaba los detalles de la decoración navideña. Cuando regresó a la casa, la encontró caída en medio de los adornos… aunque los médicos hicieron lo indicado para revivirla, fue imposible, el infarto había sido fulminante.


FULGOR
(Lizaraejo)*

Del ayer que vivimos nada queda
ni el abrazo ni el beso ni la risa,
 y añoro acariciar tu piel de seda.

Ni las flores que a diario tú regabas
alegran como antaño mi balcón,
ni veo las estrellas que admirabas.

Tras el fulgor extinto de una estela
hoy busco tus caricias en la brisa,
fuiste brillo fugaz de lentejuela.

La tibia tarde ya el poniente fragua
y sufre lo indecible el corazón,
que latía en los pliegues de tu enagua.

Ni el abrazo ni el beso ni la risa
alegran como antaño mi balcón,
hoy busco tus caricias en la brisa
y sufre lo indecible el corazón.

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Derechos Reservados Copyright © 2018
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Boda en Villa de Leyva.
Matrimonio.com.co



Información del Autor

Mi foto
Un soñador, simplemente. Hacedor de versos, creador de canciones e inventor de historias. Paz de Río (Boyacá) Colombia, 23 de abril del año 1952.

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