Valió la pena, en medio de los tormentosos vientos, cambiar la orientación de las velas y emprender una larga aventura en procura de hacer realidad aquel anhelo infantil, armado solamente con el frenesí de las musas cantoras que me llamaban desde los confines de un puerto lejano, al otro lado de una mar infinita y bravía. Entre ires y venires la barca ha logrado mantenerse a flote y, a pesar de los avatares, continúa su viaje sin brújula ni timón, confiando ciegamente en el instinto de su tripulante.
TRAVESÍA
(Cuartetas)
Hacia el poniente voy
y del naciente vengo,
jugando lo que soy,
perdiendo lo que tengo.
Yo soy un errabundo
que busca su camino,
vagando por el mundo
sin rumbo y sin destino.
Me lleva la tristeza
y me traen los recuerdos,
mas tengo la certeza
que no tienen los cuerdos.
Soy loco sin remedio
que a diario sobrevive,
quitándose de en medio
los dardos que recibe.
Pero al cabo de todo
la vida ha sido buena,
me ha dado de algún modo
libertad y condena.
Seré yo finalmente
despojo de otra guerra,
morando eternamente
debajo de la tierra.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: En alta mar
(Del Internet)