Quizás, entre todo lo bello que de mi madre guardo en la mente, sea la "paz de su mirada" el recuerdo más sublime. Aquellos inmaculados luceros fueron la luz que guiara mi destino y viven siempre en mi mente; ella entregaba amor a manos llenas y eran sus ojos tranquilos la ventana a su alma bondadosa, un alma como pocas en el mundo dibujando paisajes de alegría con su mirada tierna y sosegada. Aunque su luz terrenal se haya apagado, jamás se apagará la blanca estrella que allá en el firmamento refulge sin cesar y me acompaña. ¡Oh, madre!, bien amada y siempre bella, con versos te recuerdo en este día.
AQUELLOS OJOS
(Lizaraejo cruzado)
Bondadosos sin par, tiernos y fieles
los ojos de mi madre idolatrada:
irradiaban amor, sosiego y mieles.
Vago brillo de aurora su semblante
en recordado ayer de amores pleno,
feliz pasado aquel, tiempo distante.
Dormitaba mi ser entre laureles
con la entrañable paz de su mirada,
en un lecho de rosas y claveles.
Efluvios de candor que en un instante
hicieron mi existir grato y sereno,
sempiterno querer, dicha constante.
Los ojos de mi madre idolatrada
en recordado ayer de amores pleno,
con la entrañable paz de su mirada
hicieron mi existir grato y sereno.
__________________
Derechos Reservados Copyright © 2023
Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: El rostro de mi madre
(Del álbum familiar)