"Ahora no tengo nada, no tengo a nadie, ya nadie me extrañará" (me dijo Luciano, mientras bebía un trago de esos amargos, de los que desgarran la garganta). Había conocido a una mujer muy agradable y estaba locamente enamorado, pero ella era libre como el viento, era una mariposa vagarosa y no permanecía por mucho tiempo en el mismo lugar... se fue de improviso. Luciano se quedó con su amor y su pena. No he vuelto a saber de él, hace tiempos no lo veo, nadie da razón de su paradero: algunos dicen que está muerto, otros aseguran que enloqueció y deambula de pueblo en pueblo.
(Ovillejos)
I
En mi delirio te
llamo.
¡Yo te amo!
Sin tu amor me
desespero.
¡Y muero!
Es grande mi
frenesí.
¡Por ti!
Porque desde que
te vi
siempre estás en
mi cabeza,
y lo digo con
certeza:
¡yo te amo y muero
por ti!
II
Si no estás soy un
despiste.
¡Voy triste!
Soy como un cisne
sin lago.
¡Divago!
Tu pronto regreso
imploro.
¡Y lloro!
Porque tus besos añoro
e insufrible es mi condena,
y cual un ánima en pena:
e insufrible es mi condena,
y cual un ánima en pena:
¡voy triste, divago y lloro!
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: De la Internet.
Rafael Humberto Lizarazo G.
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