Después de todo, como lo mandan las leyes naturales, también a don querido Año Viejo le llegó la hora de convertirse en viajero del tiempo yéndose al más allá y debe partir para siempre dándole paso al siguiente. Poco a poco los días fueron pasando y las hojas del calendario cayeron una a una como caen las de los árboles en el otoño, finalmente su misión mundo está a punto de terminar. Se va y nos deja con los recuerdos de tantas cosas vividas: las alegrías, las tristezas, los éxitos, los fracasos, menos ímpetu, más canas y también más experiencia, pero menos juventud... así es la ley de la vida, nadie la puede esquivar y debemos seguir en la lucha, pues mientras el corazón palpite existirá la esperanza. ¡Feliz Año Nuevo, amigos!, la vida hay que celebrarla con abrazos y cariño para poder disfrutarla.
AÑO VIEJO
(Variantes)
Me deja entre muchas cosas
este dos mil diecinueve:
un
año más en la espalda
y en mis cabellos la nieve.
Así
es la ley de la vida
nacer, crecer y morir,
por
eso a todos nos toca
tarde o temprano partir;
el
tiempo se va, no vuelve,
mas
otro habrá de venir
a
traernos la esperanza,
la
alegría o el sufrir.
Adiós,
para siempre adiós
entrañable
añito viejo,
mi
gratitud y cariño
en
estos versos te dejo.
Te marchas muy despacito
mientras
el confeti llueve,
y
entre pitos y tambores
al nuevo hay que recibir.
Te vas y también te quedas,
como el dulce vino añejo.
El espejo
me hace ver cuando lo miro:
que la vida... es un suspiro.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: El Caminante
(Ana Echebarría)
(Ana Echebarría)