viernes, 30 de agosto de 2019

LA NATURALEZA HERIDA





Es la naturaleza toda, es el planeta entero, son los bosques tropicales, los ríos, las lagunas, los mares, las praderas, las montañas, la variada fauna y en general, la vida en sí misma, la que está seriamente amenazada por la desmedida ambición de los grandes industriales que, sin ningún miramiento ni consideración, destruyen todo lo que encuentran a su paso con tal de lograr obtener dinero y poder a montones. Los incontrolables incendios que desde hace semanas azotan a la Amazonia, incendios que bien podrían haber sido provocados por manos inescrupulosas, no se limitan únicamente a las llamas y el humo sino que además ponen en peligro de extinción a casi cuarenta mil especies de plantas, seis mil especies de animales y cuatrocientos grupos indígenas. La gran selva del Amazonas, la que está siendo arrasada, es la mayor cuenca fluvial del mundo y el principal regulador climático del planeta.


AMAZONÍA
(Jotabé octonario con estrambote)

Se lucran de los recursos grandes multinacionales
que con su avaricia inmensa causan infinitos males.

Deforestación, incendios, explotaciones mineras,
ganadería extensiva y compañías madereras;
narcotráfico, miseria, junglas hechas prisioneras
por órdenes recibidas desde las altas esferas.

Especies amenazadas o extintas día tras día,
muerte, soledad, angustia, dolor y melancolía.

Sin embargo, los gobiernos callan y no dan señales
convirtiendo las promesas en malévolas quimeras,
cómplices de los que arrasan con todo en la Amazonía.

Maldición e ironía:
somos fieros destructores de nuestra naturaleza,
a sabiendas de que vamos al abismo de cabeza.

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Derechos Reservados Copyright © 2019
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Fuego en Amazonía
(De la Internet)



viernes, 23 de agosto de 2019

ABRIGO DE CUATRO PUNTAS





Nada mejor para soportar las heladas mañanas boyacenses que el abrigador cobijo de una ruana de lana, símbolo por excelencia de la región andina, usada por todas las clases sociales sin distingo alguno. También conocida como el abrigo de cuatro puntas, la ruana es una manta cuadrada o rectangular hecha en lana virgen, sin mangas y con un orificio en el centro por el que se pasa la cabeza, llamado popularmente "gollete". Algunos creen que el origen de esta prenda se halla en la fusión de la manta o chircate de los indígenas Muiscas con los capotes españoles, mientras que para otros esta es derivada de los paños que los conquistadores trajeron desde Ruan, Francia. Lo cierto es que la famosa y querida cuatro puntas es una prenda polifacética se ha ganado un lugar en nuestros corazones.


LA RUANA
(Décimas)

Es la ruana dulce abrigo
que me devuelve la calma,
me calienta cuerpo y alma
al igual que sol al trigo.
La llevo siempre conmigo
y... ella me da su calor
en descanso o en labor,
en burro o en bicicleta
y me sirve de alcahueta
en cuestiones del amor.

Prenda lo es de tradición
en el campo y la ciudad,
del pasado la heredad
que anida en el corazón.
Cobija que en mi región
de tarde o de madrugada
sobre los hombros posada
se porta con hidalguía,
con desbordante alegría
mi ruanita bien cardada.

De Boyacá es la bandera
que enarbola mi sentir,
la que me encanta lucir
fachosito por doquiera.
Me abraza mi tierra entera
cuando estoy bien arropa'o,
y es orgullo muy menta'o
mi abrigo de cuatro puntas:
tradición y estampa juntas
cuando pasa un enruana'o.

Bien planta'o
con mi sombrero y mi ruana,
domingos y entre semana.

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Derechos Reservados Copyright © 2019
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: En la plaza de Leyva
(Señal Colombia)
Inferior: Mi cuatro puntas
(Del celular)



jueves, 15 de agosto de 2019

AHORRO PROGRAMADO





Toda la vida mendigando caridad, sentado en la banqueta frente a la plaza bancaria, pidiendo monedas de cien pesos, de cien y solamente de cien, no recibía de otras denominaciones. Nunca supe si era por necesidad o por mera costumbre, pero siempre estaba ahí con su adusta expresión pidiendo favores con escopeta. Por muchos años fue parte del paisaje lugareño: dicen que era millonario, que ahorraba todo lo que le daban, que hasta prestaba dinero al interés, que tenía varias propiedades y que casi ni comía pues era muy tacaño. Se murió de viejo, un día de tantos su figura ya no estaba en el lugar de siempre, se fue y nos dejó con la duda... aunque su funeral fue muy pomposo y varias mujeres de luto lloraron frente a la tumba, no fue posible aclarar si era verdad todo lo que de él se rumoraba.


DON EMETERIO
(Serventesios modificados)

Érase un hombre calvo y jorobado
y amargo y algo ruin,
que ocultaba su cráneo pelado
bajo de un peluquín.

Mantenía sentado en la banqueta
con gesto pensativo,
ponía adusta cara de escopeta
y ceño despectivo.

Un día lo miré cuando pasaba
y me miró también,
me dijo que si un pan le regalaba
o monedas de cien.

Cien pesos son minucias, compañero
y no se compra nada,
ni un tinto ni un bocado ni un puchero
ni un sorbo'e limonada.

–Sin prisa, de a poquito, lentamente
se llenarán las cestas
y una tarde de tantas, finalmente,
sin equipaje a cuestas:

del pecunio podré gastar caudales
para comprar un fierro,
un trago de licor del quita-males
y sufragar mi entierro.

De viejo se murió don Emeterio
  y me dejó pensando...
si toca para entrar al cementerio
vivir siempre ahorrando.

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Derechos Reservados Copyright © 2019
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: El Limosnero
(De la Internet)


miércoles, 7 de agosto de 2019

SIETE DE AGOSTO DE 1819





Desde el alto de San Lázaro, en Tunja, el Libertador Simón Bolívar y el estado mayor observaron los movimientos del ejército realista, que ya desmoralizado por la estruendosa derrota del 25 de julio en el Pantano de Vargas y sin los refuerzos interceptados en Pienta por las gentes de Charalá, intentaba dirigirse a Santa Fe de Bogotá. El 7 de agosto, a las diez de la mañana ordenaron impedir el paso por el Puente de Boyacá, en el cual confluyen los dos caminos: el de Samacá, utilizado por los realistas desde Motavita, y el camino real, usado por los patriotas. La batalla comenzó a las tres de la tarde, fue corta y no tan cruenta como la anterior. Con este triunfo que significó el final de los realistas, culminó la Campaña Libertadora de 1819, realizada en solo setenta y siete días. La batalla de Boyacá se convirtió en la piedra angular de la independencia del norte de Suramérica con los triunfos en los campos de Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador, Ayacucho y Junín en Perú y Alto Perú en Bolivia.


BATALLA DE BOYACÁ
(Serventesios)

En un siete de agosto se encontraron
dos bandos en el campo de batalla,
patriotas a realistas se enfrentaron
con valor como ahora ya no se halla.

En el cruce que forman los caminos
que parten desde Tunja y Samacá,
sobre el puente que salva el Teatinos
la epopeya inmortal de Boyacá.

Barreiro con su ejército diezmado
a Santa Fe pensó arribar primero,
mas Bolívar estaba preparado
para el golpe final bravo y certero.

Opresores enviados del imperio
que de Vargas venían derrotados:
casi sin resistir, sin improperio,
por los patriotas fueros dominados.

Fue corto el batallar y prontamente 
los de España tocaron retirada,
nuestra patria quedaba finalmente
del yugo imperialista liberada.

Negros, mulatos, criollos y mestizos
e indígenas y zambos invencibles,
defendiendo a la par sueños castizos
lograron sortear los imposibles.

Fueron aquellos héroes de antaño
de luchas legendarias paladines,
sin pensar que de nuevo tanto daño
causaran a la patria ciertos ruines.

Se logró independencia pero aterra
que algunos, del poder usurpadores,
siguen causando mal en esta tierra
y son como en ayer los opresores.

¡Boyacá, Boyacá!... tierra grandiosa
honor mereces por tu gallardía.
Fuiste y serás por siempre poderosa,
dos siglos demostrando tu hidalguía.

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Derechos Reservados Copyright © 2019
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Batalla de Boyacá
(Museo Casa del Florero)


jueves, 1 de agosto de 2019

LA DAMA DE LAS CANTINAS





La voz de aquella mujer retumbó por todos los rincones del salón, haciendo que los clientes voltearan para mirarnos. Momentos antes, ella, un alma desconsolada que abandonada a su suerte recorre los bares o cantinas del centro mendigando caridad, había entrado al bar y al verme solitario en una de las mesas se acercó sigilosa, se paró frente a mí, suplicando con voz entrecortada: «Parce, regáleme un 'guarito' de esos que se está bebiendo». Sin prestarle mucha atención, de una manera algo despectiva, le serví un trago sencillo en el vaso de cartón que me enseñaba y, fue entonces, cuando golpeó rabiosamente la mesa con la palma de su temblorosa mano gritando enfurecida... «¡Tacaño de mierda, sírvamelo doble!».


LA YOLI
(Jotabé con estrambote)

Desdichada mujer desesperada
y a su suerte fatal abandonada.

Recorre las cantinas cada día, 
cada noche buscando compañía;
no descansa jamás en la porfía
de hallar en una copa su alegría.

Amores tuvo, pero traicioneros,
amores que jamás fueron sinceros.

Jugaron con su ser, como si nada,
  quitándole lo poco que tenía...
solamente le quedan sus "parceros".

Amigos verdaderos
no ha encontrado la excabaretera,
pero sí, malandrines por doquiera.

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Derechos Reservados Copyright © 2019
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: La mujer del Bar
(Juan Pablo Solimano)

Información del Autor

Mi foto
Un soñador, simplemente. Hacedor de versos, creador de canciones e inventor de historias. Paz de Río (Boyacá) Colombia, 23 de abril del año 1952.

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