domingo, 19 de octubre de 2014

AMASIJOS BOYACENSES





Boyacá se destaca en el contexto nacional por sus deliciosos amasijos; entre ellos, las famosas Almojábanas: panecillos hechos de harina de maíz con una receta centenaria que se ha ido pasando de generación en generación. El gobierno departamental con el propósito de ponderar este tradicional oficio ha creado la "Ruta de la Almojábana", que es un recorrido entre Turmequé, Arcabuco y Paipa, lugares en los que se conserva la costumbre autóctona de producir este sabroso bocado emblema de la gastronomía boyacense y colombiana.


LAS ALMOJÁBANAS
(Serventesios)

De los muchos amasijos que hacemos en Boyacá
hay uno que se destaca como el más tradicional;
"Almojábana", señores, le decimos por acá,
 es un rico panecillo de sabor muy especial.

Las hacen en Arcabuco, en Paipa y en Turmequé,
en Iza y en otras partes que no alcanzo a mencionar;
si viene por estas tierras yo le pido a "sumercé",
que no se vaya sin antes una de ellas degustar.

Una librita de harina de maíz hay que cernir,
revolverla con cuajada y unos huevos agregar;
hacer una masa suave, una lata conseguir,
y en ella echarlas al horno para dejarlas dorar.

Calienticas son muy ricas, con un sorbo'e chocolate
y un pedacito de queso del que traen de Belén;
cuando pienso en su delicia mi corazón late y late,
esperando ese boca'o que a todos nos cae bien.

Todas, todas son sabrosas: las de Rosa, las de Ernesto,
las de Pancha, las de Gladys, las de Dora y las de Antuco;
pero como hay que escoger yo me quedo, por supuesto,
con las más apetecidas... las que hacen en Arcabuco.

No se les olvide, entonces, visitar a Boyacá
y Almojábanas pedir con chocolatico y queso;
para cuando estén ausentes se comente por allá,
que mi tierra es paraíso de libertad y progreso.


Rahulig/014
DRDA


Imagen: Un bocado de mi tierra
De la red.



martes, 14 de octubre de 2014

CINCUENTA AÑOS ATRÁS





En el amanecer de aquel fatídico día los olores de la muerte se paseaban por el pueblo. Durante la noche, una gran avalancha de lodo y piedras bajó desde las montañas arrasando con todo lo que encontraba a su paso y borrando, de un tajo, el pequeño caserío asentado en la parte baja del cerro. Un muchacho, que minutos antes había ido hasta la tienda del otro lado del río, se topó al regresar con un muro de aguas turbulentas desbordadas sobre el puente impidiéndole el paso. Fue uno de los pocos sobrevivientes, pero se quedó solo en este mundo. Con mi cariño sincero, le dedico este poema.


BORRASCA
(Cuartetos modificados)

La lluvia cayó abundantemente,
la tempestad las calles inundó;
el arroyo creció y la borrasca
sin compasión la vida me arrancó.

La vida me arrancó, porque a su paso,
mi memoria borró con su embestida;
dejando mi existencia desolada,
sin recuerdos, que al fin eran mi vida.

Eran mi vida, porque eran sólo míos:
mi casita, mi escuela, mi jardín;
mis padres, mis amigos, mis hermanos,
de mi niñez mis juegos, mi trajín.

Niñez que fue truncada, de repente,
teniendo que vivir en la orfandad;
llevando por constante compañía
la pena de mi amarga soledad.

Soledad que no mata, pero hiere,
con sus dardos de cruel melancolía;
poco a poco me pierdo en el olvido
y muere lentamente el alma mía.

Como muere también, en su agonía,
mi corazón cansado y dolorido.


Rahulig/014
DRA


Imagen: Santa Teresa 
Paz de Río


viernes, 10 de octubre de 2014

ENRIQUE OJEDA CHAPARRO





"Cuando comienza a experimentar con la magia, recorre el color en el espacio donde encuentra cosmogonías planetarias. Allí encuentra su poder en el expresionismo derivado del mismo abstracto. Su reposo ante la vida y la fuerza de convicción personal lo modelan místico, con un profundo sentimiento de creencia religiosa. Su obra se encumbra al pináculo de la fascinación cromática y espacial". El Maestro Enrique Ojeda muere el pasado cuatro de octubre inmerso en una cruel melancolía y una triste soledad. Tan sólo, un puñado de amigos, fuimos hasta el campo santo para darle el último adiós... triste es la vida cuando la ingratitud nos hace presas del olvido.

Lo triste es así... (Peter Altenberg)

INGRATITUD
(Soneto)

Cuatro amigos nomás lo acompañaron
al campo santo donde fue cremado;
solamente los cuatro que llevaron
el ataúd al punto señalado.

Otros hubo que antaño lo alabaron
obteniendo ganancias a su lado;
mas llegó la vejez y lo dejaron
a su sino fatal abandonado.

¡Maldita ingratitud que en esta vida
es causa de dolor y desventura,
maldita ingratitud que sales vierte

con inmensa crueldad, sobre la herida,
hasta el día en que el fin de la tortura:
 sea un golpe certero, de la muerte!


Rahulig/014
DRA


Imagen: Archivo particular
Nota inicial: Willie Ostos



domingo, 5 de octubre de 2014

AUSENCIAS QUE MATAN





Tal vez ya les había contado de una dolorosa situación que me apartó de mi familia durante casi un año. Pues bien, de esa época, quedó una canción que compuse pensando en mi hija menor, que por esos días tendría nueve o diez años y era la luz de mis ojos. Sufrí mucho su ausencia, lloré amargamente el no tenerla cerca y ella, inocentemente, tuvo que pagar con su triste soledad los errores de sus padres... aún me duele recordar aquella amarga experiencia.


LOCURA
(Balada)

Qué locura, mi niña, qué locura,
qué  locura vivir pensando en ti;
qué  locura, mi niña, qué locura,
qué locura que tú no estés aquí.

Qué locura, mi niña, qué locura,
qué locura haber partido ayer;
qué locura, mi niña, qué locura,
qué locura tus besos no tener.

Qué locura, mi niña, qué locura,
en mi vida ya no suenan campanas;
y en mi frente florecieron las canas,
qué locura, mi niña, qué locura.

Qué locura, mi niña, qué locura,
qué locura tus ojos no mirar;
qué locura, mi niña, qué locura,
qué locura tu risa no escuchar.

Qué locura, mi niña, qué locura,
qué locura el tiempo haber perdido;
qué locura, mi niña, qué locura,
qué locura lo mucho que he sufrido.

Qué locura, mi niña, qué locura,
en mi vida ya no suenan campanas;
y en mi frente florecieron las canas,
qué locura, mi niña, qué locura.


Rahulig/014
DRA


Imágen: Paola y Mateo
Del álbum familiar



jueves, 2 de octubre de 2014

EL DÍA DE LA BOYACENSIDAD





"Soy descendiente de campesinos, llevo en mi frente sudor y polvo de los caminos"

Con el loable propósito de resaltar la tradiciones culturales y costumbres ancestrales de nuestra querida Boyacá, el Gobierno Departamental ha institucionalizado el día 02 (dos) de octubre de cada año como el "Día de la Boyacensidad" y, para tal fin, en esta fecha se desarrollan diferentes actividades que son un sentido homenaje a todo lo que fueron, son y seguirán siendo nuestros campesinos, los mismos que hace tiempos escribieron con sangre las páginas de nuestra historia, allá en el glorioso Puente de Boyacá.


LA MINITA
(Guabina)
 
Entonando una guabina
la inspiración se agiganta,
porque yo tengo la mina
de donde sale mi canta.

Esa minita es el campo
en el que feliz crecí,
y por eso ahora le canto
con ardiente frenesí.

Es sencilla mi existencia
cual humilde mi sentir,
pero conozco la ciencia
para contento vivir:

Una huerta con lechugas,
con cilantro y perejil,
tres gallinas, dos tortugas,
una vaca y un paujil.

Un chorrito de agua clara
con ranas y un caracol,
el surco frente a mi cara
y a mis espaldas el sol.

El azadón, el arado,
la mula rucia y el buey,
sin que me hayan coronado
en el campo soy el rey.

Mi palacio es un ranchito
asentado allá en la loma,
al trinar de un pajarito
y el vuelo de la paloma.

La familia me acompaña
cuando toca trabajar,
así cualquiera se amaña
y hasta se pone a cantar.

La minita que yo tengo
es fuente de inspiración,
boyacense es mi abolengo
y alegre mi corazón.

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Derechos Reservados Copyright © 2014
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Rancho en la loma
Crisanto del Mónaco



Información del Autor

Mi foto
Simplemente, un bohemio soñador. Hacedor de versos, creador de canciones e inventor de historias. Paz de Río (Boyacá) Colombia, 23 de abril de 1952.

Los que vuelan conmigo

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