Según la dicha es el canto, según el llanto es la pena; morir es una costumbre y vivir una condena que tiene su bello encanto: un almanaque más se ha deshojado, otra vuelta al astro rey ha culminado. El tiempo va pasando e inexorablemente nos vamos acercando al ocaso de la vida. A lo largo del camino tropezamos, rodamos por tierra, nos levantamos y volvemos a tropezar muchas veces mientras avanzamos por la senda destinada, intentando completar nuestra misión en el mundo, con humildad y entereza. Hace falta estar en tierra para levantar el vuelo, y contemplar desde lo alto las huellas de nuestros pasos.
TIEMPO
(Soneto inglés)
Tras el paso del tiempo se remansa la vida
y el alma se sumerge bajo las añoranzas;
se diluyen, se alejan marchitas esperanzas
e inerme el cuerpo busca la fuerza ya perdida.
Es frágil la existencia, de cristal delicado,
y se puebla el cabello de blanca sementera;
se aguarda lo postrero como la tarde espera
que el sol en el ocaso se apague resignado.
Serenidad eterna del espacio escondido
con náufragos errantes perdidos en la nada;
allá donde se encumbra la oscuridad callada
que sepulta recuerdos y apacienta el olvido.
Para vivir por siempre tan sólo es necesario:
morir como lo quiso... Jesús en el calvario.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Contemplando el ocaso
(De la Internet)