Todavía en su rostro muestra algunos vestigios del hombre que fue, aunque ya no es ni la sombra de aquel soñador empedernido que vagaba dichoso por la vida. Pero, al fin de cuentas, el tiempo es así y se le vino encima sin que se diera cuenta, dejándole en la piel y en los cabellos el inconfundible tatuaje de los años. Hace algunos días lo tuve frente a mí y, entonces, comprendí su angustiante realidad: una oculta pena lo mantiene atribulado, sumido en sus divagaciones sin lograr encontrar el camino hacia la luz.
REFLEJO
(Soneto)
En su mustia mirada se refleja
la crueldad del camino recorrido,
el rostro maltratado, compungido
y pintada de blanco, su vedeja.
Su voz entrecortada es una queja
mascullando palabras sin sentido,
su canto es el lamento dolorido
de viajero cenzontle que se aleja.
Parado frente a mí lo vi aquel día
tal como yo, vapuleado y viejo,
y pude comprender lo que sufría.
Me miró con sereno y triste dejo
mientras alguna lágrima corría,
empañando la luna... del espejo.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Hombre pensativo
(De la Internet)