Encontrarme con Luis Adán, un compinche de bohemia que no veía hace años, me produjo una impactante sorpresa: está muy cambiado, no tanto en lo físico, pero sí en la forma de ser. Me saludó despectivamente haciendo ostentación de su poder económico y de su importantísimo cargo diplomático; nada que ver con aquel hombre sencillo que era mi mancuerna en aquellos años de grata camaradería, por allá en los tiempos universitarios. No tiene nada de malo que él haya alcanzado, según me manifestó con desmesurado orgullo, «la cima del éxito»; lo malo es que haya perdido la humildad y desprecie sus raíces.
ABOLENGO
(Redondillas)
¡Ay!, del ingrato que olvida
la cuna de donde vino,
reniega de su destino
y ambiciona sin medida.
La humildad no es un pecado
ni motivo de vergüenza,
aunque mucho iluso piensa
que es mejor ser levantado.
No se amasa un porvenir
pisoteando lo vivido,
ser un hombre agradecido
dignifica el existir.
¡Ay!, del ingrato que ignora
la manda de sus ancestros,
y tiene los cofres prestos
para el caudal que atesora.
De la existencia el andar
es mejor sin equipaje,
pues en este corto viaje
de nada sirve guardar.
En la fúnebre carroza
todos seremos iguales,
el orgullo y los caudales
no bajarán a la fosa.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Aquella bohemia
(Del álbum familiar)
Bien se merece ese antiguo compañero tuyo este poema por ser tan prepotente...la humildad está muy por encima y hace grandes a las personas.Saludos
ResponderEliminarBonitos versos para una canción con ese amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hace poco me encontré con un viejo amigo que vive en Santa módica, y amasa fortuna.Lo primero que me dijo bajo un palo de sol en el puente que une los centros comerciales de El
ResponderEliminarCaracol y Cañaveral, "todavía andas en esas marcadas del arte?: le respondí sin quiebres "sí y soy feliz lo que a usted le impiden la contabilidad y los inventarios". Un abrazo.Carlos
Tienes razón, Carlos, algunos son esclavos del dinero y creen ser muy exitosos, pero no pueden compran la felicidad. Triste paradoja.
EliminarUn abrazo.
Es una lástima que la gente pierda la humildad.
ResponderEliminarBien por tu poema.
Un fuerte abrazo.
La avaricia es mala. Pero tu poema es muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Ya se encontrará pronto muy solito ese amigo empoderado, un abrazo Rafael!
ResponderEliminarParafraseando al tango de Gardel: "hoy sos todo un bacán, la vida te ríe y canta..." Qué triste cuando "así se" cambia... significa que "no se era" en realidad...
ResponderEliminarAbrazo sin sombrero, Poeta!!
"Hay gente que es así y, sigue siendo así, como si nada". Gracias, estimado amigo.
EliminarUn abrazo.
Essa criaturas que esquecem de onde vêm e se tornam arrogantes , são dignas de lástima.
ResponderEliminarAbrazo, meu amigo.
Buenas noches, amigo Rafael. Me alegro de encontrarte por estos mundos virtuales. Nosotros interrumpimos la actividad del blog a partir de la pandemia, pero la retomamos ahora. Un abrazo
ResponderEliminarCordial saludo, estimado amigo, me alegra saber de ti y volver a leer tus interesantes y agradables publicaciones.
EliminarUn abrazo.