Echando mano de las ondas hertzianas, el desconsolado hombre, va de pueblo en pueblo pregonando en las estaciones de radio el nombre de su amor perdido, enviándole mensajes románticos y dedicándole canciones con la esperanza de que, si lo escucha, se compadezca y regrese a su lado. Guitarra en mano y morral a las espaldas se le ve por los caminos averiguando de casa en casa, de tienda en tienda y cantando en las emisoras comunitarias durante los días del mercado o en las fiestas populares. Le compuse un merenguito pa'que acompañe la pena, a ver si entre tantas vueltas en una de esas la encuentra y acaba su padecer.
MARÍA EUGENIA
(Serventesios - Merengue)
Con un mensaje pa' María Eugenia
va este merengue por la emisora,
yo a sus recuerdos le hago la venia
y pienso en ella es a toda hora.
Llevo en mi mente tiempos aquellos
cuando le dije que la quería,
tiempos alegres, tiempos tan bellos
entre sus brazos día tras día.
¡Ay! María Eugenia dónde te encuentras
te quiero mucho y te necesito;
vuelve ligero porque yo, mientras,
me estoy muriendo poco a poquito.
Eran tan negros esos ojitos
como las pepas que da el corozo,
y eran sus labios coloraditos
suave champán dulce y espumoso.
Tenía pintados en las mejillas
varios lunares que le adornaban
sus cacheticos, dos maravillas,
que con mis besos se sonrojaban.
¡Ay! María Eugenia dónde te encuentras
te quiero mucho y te necesito;
vuelve ligero porque yo, mientras,
me estoy muriendo poco a poquito.
Pero se fue pronto de mi lado
dejando huellas de sus caricias,
ahora la busco desesperado
y hasta prometo dar albiricias.
Con mi guitarra chiquinquireña
voy pregonando en las estaciones,
y al recordarla mi pecho sueña
que por la radio oiga mis canciones.
¡Ay! María Eugenia dónde te encuentras
te quiero mucho y te necesito;
vuelve ligero porque yo, mientras,
me estoy muriendo poco a poquito.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Hombre con guitarra
(De la página iStock)