Las gradas que llevan desde la parte baja del barrio hasta la calle en donde está a mi casa de habitación son ruta frecuente durante mis caminatas diarias. Anteayer, a la mitad del ascenso, me faltó el aliento y tuve que detenerme por un momento para tomar aire antes de continuar la marcha; fue una sensación algo extraña, nunca me había sucedido. Mientras recuperaba energías, imaginé la existencia como una empinada escalera por la cual vamos subiendo: cada escalón superado nos irá acercando a la cumbre, pero también será un paso más hacia el punto final, un día menos en la vida. Por eso valoro el presente, por eso intento vivir el ahora... superando dificultades y haciendo lo que me es gratificante.
AHORA
(Jotabea con estrambote)
Intento ser poeta, pretendo ser cantor,
y así voy por la vida sin penas ni dolor.
Le canto a lo que tengo la suerte de tener
y a los momentos idos que nunca han de volver;
le canto a la esperanza del niño por nacer
y al hombre en el ocaso que vive con placer.
Ahora son los versos razón de mi existir,
los cantares le brindan sosiego al transcurrir.
Intento ser un bardo sencillo y trovador,
no me importa el fracaso, no le temo a perder;
no repiso lo andado... ni trazo el porvenir.
Me ayudan a vivir:
las palabras que anidan en las estrofas mías
y bordan pentagramas de innatas armonías.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Escaleras de mi barrio
(Foto propia)