Al pasar sobre el último puente, suspiró aliviado, al fin estaba en su tierra. El tiempo le había dado la razón a su abuelo: La gran ciudad no era un buen lugar para el provinciano y, aunque tarde, tenía que aceptarlo. Así que, montado en un destartalado bus con su familia, sus corotos y sus recuerdos regresaba a su pueblo natal decepcionado de la inhóspita urbe, pero alegre por volver a sus raíces. Atrás quedaban veinte años de ausencia y soledad.
LA VUELTA
(Cuartetas)
Atrás dejé la ciudad,
me vine para el pueblito.
¿Qué hacía yo en
orfandad
viviendo triste y solito?
Aquí si soy
conocido
y me saludan de
mano,
allá vivía
inadvertido
era tan sólo un
fulano.
Miro paisajes con
flores,
estoy feliz y
contento,
ya no aspiro los hedores
de basura ni
cemento.
Aquí me pongo a soñar
mirando pasar el
río,
allá hube de
soportar
la soledad y el
hastío.
Me despierta el
arrullar
de pajaritos
cantando,
ya no tengo que aguantar
automotores
pitando.
Aquí hago lo del vivir
y no falta el bocadito,
allá era grande el sufrir
sin plata ni trabajito.
Aquí hago lo del vivir
y no falta el bocadito,
allá era grande el sufrir
sin plata ni trabajito.
Abandoné mi
pueblito
creyendo que en la
ciudad,
todo sería más
bonito
pero eso no era
verdad.
Porque únicamente
hallé
ambiente ajeno y
hostil,
el hombre alegre
se fue
y me convertí en
un gil.
Por eso, por todo
eso
volví a mi pueblo
querido,
me tenían del
pescuezo
en aquel mundo,
perdido.
Por eso, por todo
eso…
moriré, donde he
nacido.
Rahulig/013
DRA
Imagen: Puente Concentra
Archivo particular