Todas las mañanas doña Gertrudis, una venerable señora que tiene a sus espaldas casi cien años, nueve hijos, quince nietos y cuatro bisnietos... muy alegre sale de su casa llevando de la mano a su bisnieta de cuatro añitos, camina cuesta abajo el kilómetro y medio hasta la escuelita en la cual estudia la pequeña señorita y regresa de para arriba por el mismo sendero con un garbo envidiable, me mira amablemente cuando nos cruzamos y me saluda con efusividad: –¡Adiós vecinito, que tenga buen día! ¡Dios me lo bendiga! –grita desde el otro lado–. Ejemplo de sabiduría y de bien vivir es la mentada bisabuelita, su adorable sonrisa me alegra cada mañana. Les contaré, en ovillejos, las respuestas que me dio al indagarle por sus secretos para ser tan vital y tan feliz como ella siempre lo ha sido.
(Ovillejos)
I
¿Para conseguir un sueño?
¡Empeño!
¿Si se aleja la esperanza?
¡Confianza!
¿Si el alba oscura se ve?
¡La fe!
Es menester bien lo sé
para lograr los anhelos
tener bajo de los cielos:
¡empeño, esperanza y fe!
II
¿Si hay ambiente negativo?
¡Vivo!
¿Si caigo en el desconsuelo?
¡Vuelo!
¿Si es abrupto el derrotero?
¡Persevero!
Ante todo y de primero
para aguantar costalazos
sin quedar en mil pedazos:
¡vivo, vuelo y persevero!
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Derechos Reservados Copyright © 2019
Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Camino a la escuela
(De la Internet)
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