jueves, 30 de abril de 2020

AÑORANZAS DE ABRIL





Era inevitable que nos enamoráramos aquel día de abril, cuando nos conocimos. El sol estaba radiante, el cielo bellamente pintado de oro y los arbustos florecidos, que adornaban la calle principal, le daban un suave toque primaveral a la radiante mañana de domingo, mientras yo miraba pasar a la gente que iba para misa. De repente, como en cámara lenta, apareció un ángel caminando hacia mí. Se detuvo, me sonrió tímidamente y luego dijo: «Estoy recién llegada y busco algún lugar donde pueda comprar un helado»Sí, claro, señorita le contesté, si usted gusta la puedo acompañar y le indico el mejor lugar que, además de vender refrescos y deliciosos helados, será engalanado por la más hermosa de todas las flores. Por varias semanas estuvo en el pueblo y, en ese corto tiempo, vivimos un fugaz e inocente amor tan dulce como los helados, todavía lo recuerdo... especialmente en abril.

Para ella, la que vino de lejos... y se fue, como se va mi abril.

DESPEDIDA
(Soneto con estrambote)

Mi muy querido abril pronto te fuiste
allá, donde mi vista no te alcanza:
te fuiste, sí... pero te despediste
pintando de recuerdos mi esperanza.

Mi muy querido abril sé que partiste
en silencio cual sol en lontananza,
te fuiste, te alejaste y no pudiste
contemplar mi silueta en tu labranza.

No pudiste porque las circunstancias
han puesto con grilletes los candados,
en las puertas del alma y las estancias.

Hoy los pueblos se ven abandonados,
  pero llenos de flores y fragancias...
así como en los tiempos ya pasados.

Encuentros aplazados,
tal vez porque el Supremo nos advierte:
que estamos barajando nuestra suerte.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Tibasosa, Boyacá, Colombia


lunes, 27 de abril de 2020

HÉROES EN MINIATURA





Ellos, los pequeños angelitos, son otros de los tantos héroes en estos inciertos días de aislamiento debido a la amenaza del coronavirus. Han aceptado, en la mayoría de los casos, de una manera tan resignada el encierro que pareciera poseen una precoz madurez y una insospechada capacidad para entender la situación e inclusive logran adaptarse sin mayores complicaciones a las nuevas circunstancias de vida que se nos han impuesto. Por experiencia propia lo hemos comprobado con nuestra nieta Martina, quien está con nosotros en la cuarentena. Aunque la chiquitina extraña su colegio, sus amiguitos y los anhelados juegos cotidianos: nosotros intentamos que la prolongada ausencia de las aulas escolares sea compensada con algunas actividades lúdicas y, ella, nos corresponde con su cariño sin igual.


CUARENTENARITOS
(Dos Jotabé)

I
De repente se fueron, se esfumaron
las voces de los niños... se acallaron.

Cerrados los colegios, las escuelas
no escuchan de sus gritos las estelas,
ni se ven los pinceles y acuarelas
dibujando en el suelo las rayuelas.

No lucen las paredes coloridos
rayones de chavales distraídos.

Los textos encerrados se quedaron
de los pupitres entre sus cajuelas,
como arcanos tesoros escondidos.

II
No se encumbra la risa colectiva
ni se desborda la pasión festiva.

Los tiernos angelitos de los cielos
en casa están con padres, con abuelos
que los cuidan entre ávidos desvelos,
y dormitan sus cándidos anhelos.

Pueden por las ventanas contemplar
el sol cuando comienza a despuntar,

y el cerco misterioso no los priva
de hacer las travesuras de pilluelos:
corriendo por la casa sin cesar.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Las nietecitas
(Del álbum familiar)

sábado, 25 de abril de 2020

ABELINO, PAN Y VINO





Si la memoria no me falla, Fidelino Castillo, llegó al pueblo por allá en el año mil novecientos sesenta y ocho. Tendría algunos veinticinco años, de mediana estatura, espalda ancha y piel quemada por el sol; su aspecto rudo dejaba entrever a un hombre curtido en las labores del campo. Una caja de cartón era todo su equipaje y, según dicen, venía de Cundinamarca en busca de trabajo argumentando ser bien experimentado en los oficios de agricultura y de ganadería. Por casualidad, luego de varios días de andar deambulando, se topó con mi abuelo materno, quien tenía una finca con sembradíos y ganado a las afueras del pueblo y estaba necesitando un ayudante. Al poco tiempo, ya era parte de la familia, se convirtió en el "Tío Abelino" y en la mano derecha de los abuelos hasta el día de su muerte, hace algunos años. Nunca se le conoció otra familia, ni se supo realmente de donde era natural; tampoco se casó ni tuvo hijos.


ABELINO
(Soneto)

Parrandero sin par era Abelino
y un señor de los pies a la cabeza,
de olfato "goterero" agudo y fino
para el guaro, la chicha y la cerveza.

Nadie supo, en verdad, de donde vino
ni su origen hallamos con certeza,
llegó como un errante peregrino
y logró conquistar son su nobleza.

Con nosotros estuvo de por vida
y fue de la familia, un comodín,
ayudando en la finca del abuelo.

Muy honrado y sincero sin medida,
  le debía un soneto, pero al fin...
mis estrofas volando irán al cielo.

De nuevo, todo "al pelo",
será cuando podamos algún día:
volver a departir con una fría.



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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Fidelino Castillo
(Del facebook)


jueves, 23 de abril de 2020

EN EL JUEGO DE LA VIDA





Hay que jugar el último partido por sobre todas las cosas, no hay manera ya de evitarlo, está muy avanzado el torneo y sería vergonzoso abandonar. Ha sido una temporada algo accidentada: varias tarjetas amarillas, una roja, algunas fechas de suspensión y una que otra lesión sin consecuencias para lamentar. Se cometieron errores que nos ocasionaron dolorosas derrotas, pero también hubo aciertos que se convirtieron en resonantes victorias dignas de recordar; errores y aciertos que hoy mantienen equilibrada la balanza. A estas alturas del juego, "minuto sesenta y ocho", queda muy poco tiempo para intentar cambiar la estrategia, las cartas están echadas y hay que seguir hasta cuando se escuche el definitivo pitazo final. El público asistente al estadio será el juez terrenal, pero el veredicto definitivo lo emitirá el Creador del Universo. Por lo pronto, a seguir jugando, todavía se vale soñar e intentar anotar algún tanto que salve la dignidad. 


SOÑADOR
(Sonetillo con estrambote)

De cumpleaños estoy
en medio de la pandemia,
pero el existir me premia
con algo de lo que soy.

Soy caminante que voy
por una senda bohemia,
y aunque parezca blasfemia
tengo lo mismo que doy.

Doy amistad verdadera
y, recibo en primavera,
el perfume de una flor.

Doy cariño sin medida
y, me devuelve la vida,
un ramillete de amor.

Soñador,
que nunca pierde la fe:
he sido, soy... y seré.






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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imágenes: Presente y pasado

(Del álbum familiar)

lunes, 20 de abril de 2020

IMAGINANDO PAISAJES





A través de mi ventana veo el cielo más azul y el aire luce muy puro, a los lejos las montañas parecen reverberar y hasta puedo sentir el canto de las aves o el suave arrullo de las aguas de algún arroyuelo cristalino e imagino a los animales del bosque correteando libremente sobre la verde, fresca e impoluta campiña florecida. Yo, que amo tanto a mi entrañable mes de abril, quisiera salir a disfrutarlo, pero una barrera invisible y peligrosa me impide salir a solazarme en su bello esplendor. Repentinamente, el cielo se nubló y pesadas puertas nos enclaustraron quizás para permitir que la naturaleza tomara un respiro y se liberara por un tiempo del cruel depredador que, soberbio e ignorante, menospreciaba el daño causado con sus actos sin reparar en su propia fragilidad ante el poder supremo.


EN LONTANANZA
(Jotabé espejo)

No fulge mi entrañable mes de abril
ni siento la emoción grata y febril.

Aunque afuera, tal vez la primavera
más radiante se muestre lisonjera:
el alma se conturba y la quimera
de libertad se ahoga por doquiera.

Hoy me hallo confinado en mi aposento
y un canto me parece cruel lamento.

Abril... mi abril, el de la edad pueril,
no te puedo gozar como quisiera,
me muero de pesar y estoy contento.
-
Las flores al brotar ya las presiento
e intuyo que el ambiente reverbera,
cual luz que parpadea en el candil.

Sueño un claro y sereno firmamento,
y anhelo la llegada del momento

en que pueda correr por la pradera
contemplando el paisaje, que naciera,
rozagante y feliz e incluso fuera
yo un chaval con tirantes y cauchera.

Entonces tú tendrás, querido abril,
un trono de diamante y de marfil.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Paisaje de páramo
(De la Internet)

sábado, 18 de abril de 2020

DEL CANCIONERO POPULAR





Eso sí, indefectiblemente, cada vez que la música sonaba se alegraba la casa entera y, ella, la señora Elvirita, mi bien querida y santa madre, se ponía a cantar muy quedito al unísono con los artistas que escuchaba. A ella le gustaban los discos de las Hermanitas Calle o de otros duetos femeninos que sonaban en la Rockola Wrlitzer, instalada por mi padre en su exclusivo "Salón de Billares El Príncipe". Eran canciones populares que retumbaban en casi todos las cantinas de mi pueblo en las cuales había de esos llamativos tocadiscos tragamonedas. Hoy, en el obligado encierro y con profunda añoranza por los tiempos idos, recordé aquellas melodías cantineras y, a despecho de mis penas, hice cuatro estrofitas con similar estilo al de algunas que fueran éxito por allá en los famosos tiempos de upa.


ALAS ROTAS
(Octavillas - Corrido)

Soy un gorrioncito
que en su nido llora
por el amorcito
 de alondra traidora,
soy ave sin vuelo
errando en el mundo
buscando consuelo
segundo a segundo.

Cuando yo era niño
tenía de mi madre
su dulce mirada
y el tierno cariño,
tenía los consejos
 también de mi padre
y ahora sólo tengo 
las penas que apiño.

Soy un gorrioncito
que soporta heridas
y arrastra solito
sus alas caídas,
soy ave sin vuelo
cual un moribundo
tirado en el suelo
con dolor profundo.

Cuando yo era niño
tenía de mi madre 
de sus bellos ojos
la risa y el guiño,
tenía los abrazos
 también de mi padre
y ahora sólo tengo
nostalgias que ciño.



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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Wrlitzer Ami-120

(De la Internet)


jueves, 16 de abril de 2020

HAY CAMINOS TODAVÍA





Un amigo me escribió anteayer diciendo que su vida, a estas alturas del partido, ya no tenía sentido y que le parecía un sacrificio inútil seguir luchando, que no valía la pena continuar. «Ya no me queda nada más por hacer comentaba, me siento agotado y triste». Por un buen rato permanecí con la mirada fija en el teléfono y la mente en blanco, sin saber que contestarle para hacer que se sintiera mejor y recuperara los ánimos. Finalmente resolví, sin tanto protocolo, enviarle una frase que alguna vez leí en un libro de auto-ayuda a ver si lograba reanimarlo y, santo remedio, prontamente volvió a su estado normal: "Nunca permitas que la esperanza muera por causa de tu desesperación".


PASO A PASO
(Sonetillos ingleses)

I
Acongojado... llorando 
por el dolor y la pena,
 el hombre va soportando
una pesada cadena.

Empinado es el camino
y duro aunque no parezca,
e inevitable el destino
que la vida nos ofrezca.

Uno se llena de angustia 
mientras la luz se consume,
una rosa aun cuando mustia
nos regala su perfume.

Sí hay caminos, todavía,
para tu vida y la mía

II
Caminar y caminar
en pos de lo que soñamos,
sin hacer caso al penar
con alegría cantamos.

Llevamos a flor de piel
alma, vida y corazón,
sorbos amargos de miel
y dulce la desazón.

Unos de prisa caminan
y otros lo hacen lentamente,
de igual manera terminan
el osado o el prudente.

 Poco tengo, mucho valgo,
todo sucede por algo.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Camino viejo

(De la Internet)


lunes, 13 de abril de 2020

DE MIS AÑOS ENTRE RIELES





Esto de la cuarentena me está trayendo recuerdos, pero no de los que duelen sino de los que acarician el alma con sus embestidas. Recuerdos de aquellos años durante los cuales trabajé como Ingeniero de Campo en el ferrocarril que, bordeando el río Chicamocha, bajaba de Belencito a Paz de Río para luego regresar con su carga de hierro y carbón rumbo a la planta siderúrgica de Acerías, una de las empresas más importantes del país por aquella época. Fueron diez años de constante trabajo en procura de que la vía férrea permaneciera en buen estado para que el tren subiera, bajara y volviera a subir sin ningún tropiezo, aunque a veces los había. Diez años compartiendo con los trabajadores de las cuadrillas, con las tripulaciones, con los campesinos que habitaban cerca de la vía, con las personas que usaban el tren como medio de transporte y con mis superiores... a todos ellos, los recuerdo con cariño.


ETERNA GRATITUD
A los amigos ferroviarios
(Soneto alejandrino)

Son bellos los recuerdos que conservo en el alma
y muchos los amigos que diez años dejaron;
recuerdos que me ayudan a mantener la calma,
amigos que por siempre conmigo se quedaron.

Yo conocí esa vía... tal vez como a la palma
de mis manos, que años y senderos arrugaron;
las nostalgias que siento mi pecho las ensalma
con aquellas vivencias que nunca se olvidaron.

A todos los amigos con gratitud los tengo
aquí entre mi equipaje cual fueran finas gemas,
pues ellos me dejaron el alma enternecida.

No atesoro caudales, ni lujos, ni abolengo,
pero tengo de antaño coronas y diademas:
que son el aliciente para seguir con vida.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: El Tren de Acerías
(De la Internet)



Nota: Trabajé durante toda la década de los años ochenta en la Empresa Siderúrgica Acerías Paz del Río, adscrito a la Subdivisión Transportes: Inicié como Ingeniero Auxiliar, luego fui designado como Ingeniero de Campo para control de las zonas inestables aledañas a la vía férrea y finalmente como Jefe de Vías y Obras del Ferrocarril Belencito-Paz de Río. Para contar las tantas anécdotas vividas y nombrar uno por uno a los amigos de aquella época... tendría que escribir un libro. Por lo pronto, con cariño, les dedico mis verseares.

viernes, 10 de abril de 2020

NUESTRO CALVARIO





A todas estas y por muchas razones, en especial por la que ahora nos ocupa, estamos volviendo los ojos al cielo para implorar piedad y pedir perdón por los pecados cometidos contra las leyes Divinas, contra la naturaleza y contra el prójimo. Vivimos un amargo y cruel destino, un agónica incertidumbre, un doloroso camino de enfermedad y muerte como el castigo por nuestra soberbia y maldad a lo largo de los siglos. Estamos volviendo los ojos al cielo como la última esperanza de salvación, todo depende de nosotros mismos, todo depende de que seamos capaces de limpiar nuestros fríos corazones aceptando humildemente que hemos sido los más crueles verdugos, que hemos arrastrado a Jesús hasta la cima del Calvario y que, hoy día, debemos recorrer la misma ruta dolorosa para lavar tantas culpas.


HUMILDE RUEGO
(Décimas)

¡Oh!, mi Señor de los cielos
de la tierra el redentor,
alivia nuestro dolor
y calma tantos desvelos.
Son nuestros caros anhelos
ver un mundo diferente
en el cual se ame la gente,
se reinventen ilusiones
y se abran los corazones
a tu amor omnipotente.

En esta torva inquietud
que nuestra dicha disuelve,
el mundo los ojos vuelve
al cielo con prontitud.
Ven Señor con tu virtud
a traernos la alegría
y a darnos sabiduría
para encontrar esa luz,
que nacida de tu cruz
en el Calvario fulgía.

¡Oh!, Señor crucificado,
por tu mortal agonía
apiádate en este día
de tu pueblo descarriado.
Te lo pido arrodillado
ante tu imagen bendita,
que tu bondad nos permita
en los últimos instantes:
ser humildes caminantes
hacia tu gloria infinita.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: El Crucificado

(De la Internet)

miércoles, 8 de abril de 2020

CUAREN-TIN-TAN-TINA





«Bueno, ya todo está aclarado dijo Martina con ademanes de grande, cuando se acabe el virus y podamos salir a la calle vamos al parque a montar en bicicleta y me compran una paleta de sandía, de esas que me gustan, pero mientras tanto nos quedamos en la casa jugando a la profesora con mi mami y mi 'tata' o cantando con el 'toto' que toca la guitarra y me hace reír». Al buen rato, ni un suspiro se escuchaba. Pensando que, tal vez, estaría dormidita, me asomé con sigilo para encontrarla en la cama muy bien acomodada leyendo, como dice ella, «un libro de los que tienen dibujitos». 


TODOS EN CASA
(Jotabes decasílabos)

I
A la calle no debes salir
pues de pronto te puedes morir.

Hay un virus que viene volando
a los chicos y grandes matando,
mejor quédate en casa cuidando
de tu abuelo contentos jugando.

Para echarlo por un precipicio
a ese bicho le harás maleficio,

y... en tu cuerpo no podrá vivir
porque tú lo estarás espantando:
si te lavas las manos con juicio.

II
Un buen libro te puedes leer
o a sumar y restar aprender.

Acuarela y pinceles usar
para un lindo paisaje pintar
y, si quieres un verso cantar,
la guitarra tendrás que afinar.

Pasear en un tren colorido
o encontrar el juguete perdido,

y… esperar a que puedas volver
al colegio otra vez a estudiar:
estrenando tu nuevo vestido.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Martina leyendo

(Paola Lizarazo)


lunes, 6 de abril de 2020

VOLVEREMOS A NACER...





Los seres humanos somos animales de costumbre, poco a poco nos hemos ido adaptando al obligado encierro y empezamos a redescubrir cosas que  estaban por ahí ante nuestros ojos y que no las veíamos o no las queríamos ver. Extrañamos, por supuesto, el mundo exterior con su bullicio, las caminatas por nuestras calles de siempre, la charla con los amigos, el cafecito en la esquina de la plaza o el refresco en la tiendecita de nuestro barrio con la sonrisa de la ventera cuando nos veía llegar. Se extraña pero, en compensación, se disfruta del amor en familia junto al pan compartido sobre una mesa que permanece rodeada por los que antes la miraban de reojo. Ahora somos más unidos, nos estamos reinventando y al final seremos más humildes, más solidarios, más bondadosos y seguramente más felices.


ESPERANZA
(Cuartetas)

Cuando se esfume la niebla
habrá calor en los nidos,
y la pena que hoy nos puebla
será de los tiempos idos.

Lucirá radiante el cielo
sobre tierras renovadas,
con mariposas al vuelo
en rutilantes bandadas.

Al sol podremos mirar
majestuoso e imponente,
y escucharemos cantar
de los ríos la corriente.

Cuando acabe la agonía
tal vez, tengamos aliento,
para llorar de alegría
y sonreír con el viento.

Volverán las golondrinas
a posar en la ventana,
y las almas peregrinas
tendrán un mejor mañana.

Podremos salir sin miedo
 a las diarias caminatas,
para tararear muy quedo
románticas serenatas. 

Abrazaremos en vida
a los hijos y a los nietos,
y a la persona querida
que sabe nuestros secretos.

Cuando resuene el clarín  
 se abrirá la primavera,
y la existencia por fin 
será como antaño fuera.

Extenderemos la mano
con esperanza en manojos,
al amigo y al hermano
miraremos a los ojos.

Y, seremos finalmente
más humanos que en ayer,
será más buena la gente
y más sincero el querer.

Cuando la niebla se ausente
volveremos a nacer,
y un mundo más incluyente
quizás lo podamos ver.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Renacer de la vida

(De la Internet)

jueves, 2 de abril de 2020

SIN EL POSTRERO ADIÓS





Comenzó muy amargo mi querido mes de abril, la amenaza del coronaviros nos mantiene confinados, han muerto varios de mis amigos (no necesariamente por causa de la epidemia) allá en mi querido pueblo natal y aquí en mi ciudad de residencia, pero en ninguno de los casos he podido acompañarlos hasta su última morada. Es triste, muy triste ver como se van en soledad, es triste ver a tan sólo cuatro o seis familiares cargando el ataúd para darle el postrero adiós a los seres queridos en medio de esta tragedia que parece no tener fin. Tal vez, Dios y la suerte nos permitan sobrevivir para ver como será el mundo después de la pandemia... otra será nuestra actitud, inevitablemente seremos distintos.


TRISTE ABRIL
(Serventesios)

He visto como mueren los amigos
y en soledad los llevan a enterrar,
sin flores, sin parientes, sin testigos
ni tiempo tan siquiera de llorar.

Las penas insufribles atragantan
en medio del silencio lapidario,
los ojos a los cielos se levantan
rogando se termine este calvario.

Desiertas callecitas abren paso
a un cortejo luctuoso y exequial,
se pierde, se diluye en el ocaso
el eco de un lamento sepulcral.

He visto cuánto frágil es la vida
y a la tumba se va con prontitud,
sin el último adiós, sin despedida 
ni llanto sobre el gélido ataúd.

La guadaña certera de la muerte
signa punto final en el camino,
tal vez una jugada de la suerte
evada el catastrófico destino.

Dolorosas escenas se repiten
de noche y de mañana cada día,
las garras de la parca no permiten
que cante el universo de alegría.  

He visto comenzar un mes de abril
amargo, desolado y compungido,
son lágrimas de sal las aguas mil
  que caen desde el cielo dolorido.

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Derechos Reservados Copyright © 2020
Rafael Humberto Lizarazo G.

Imagen: Soledad de abril

(Sputniknews.com)



Francisco Hernandez,  Hernando Manrique, Darío Carreño, Germán Alarcón e Inesita de Ortegón: son los queridos amigos hijos de mi pueblo natal que han partido en estos aciagos días. Mis condolencias para sus familias, Dios los acoja en su seno por toda la eternidad.

Información del Autor

Mi foto
Simplemente, un bohemio soñador. Hacedor de versos, creador de canciones e inventor de historias. Paz de Río (Boyacá) Colombia, 23 de abril de 1952.

Los que vuelan conmigo

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