Se miró al espejo. En su cara tenía los vestigios de las amarguras vividas en quince años de ausencia. Añoraba su tierra, recordaba sus verdes paisajes y sus juegos de niño allá en su hogar, junto al lago. Era solamente un desdichado más, en patria ajena, quizás sería mejor regresar y abandonar esta quijotesca aventura que solamente la había dejado frustraciones. Sin dinero para emprender el regreso se presentó en la estación de policía. Al día siguiente viajó como deportado.
REGRESO
(Cuartetos)
Las montañas que asoman a lo lejos
enmarcan el paisaje del lugar,
donde antaño tenía que ayudar
en las duras faenas de los viejos.
El brillante color azul del cielo
en las aguas del lago se refleja,
y las tapias de alguna casa vieja
derruidas descansan en el suelo.
Las flores que resaltan en el prado
conforman, cual pintura impresionista,
un cuadro que es manjar para la vista
de un viajero que llega ya cansado.
Jubiloso se siente al contemplar
su vereda, la que crecer lo viera,
y por eso finalmente quisiera
en su amado terruño descansar.
Emigrante que otrora se marchara
de su tierra por cosas del destino,
hoy vuelve como errante peregrino
que se fuera, mas nunca se alejara:
porque trae, marcadas en la cara,
las huellas que signaran el camino...
del regreso que cada día soñara.
Rahulig/010
DRA
Imagen: Embalse de la Copa
Toca - Boyacá