Las vendedoras ambulantes alegran con su amable sonrisa las calles de mi barrio. Ellas se rebuscan el diario sustento familiar vendiendo de todo un poquito en sus improvisados puestos callejeros, los que arman de madrugada y desbaratan al anochecer, repetidamente, cada día de la semana sin descansar. Las "venteras", como solemos decirles de cariño, son parte del paisaje y contribuyen a nuestro bienestar al ponernos a la mano muchos artículos de primera necesidad evitándonos largos recorridos. Gracias, estimadas amigas por su amable servicio, el cual es piedra angular del patrimonio histórico-cultural de la ciudad actuando como parte vital de nuestra vida económica y social desde hace muchos años.
VENTERAS
(Cuartetas)
Cuando salgo a caminar
por las calles de mi barrio
me saludo con Pilar,
con Margarita y Rosario.
Con Teresa, con Graciela,
con Paola y con Herminia;
con Aurora, con Mariela,
con Rosita y con Cecilia.
Pilar vende los cholados
Pilar vende los cholados
y Margarita las flores;
Rosario tinto, calados
y algodones de colores.
Teresa vende empanadas
y Graciela chontaduros;
Paola queso, cuajadas
y los plátanos maduros.
Herminia vende altamisa,
Aurora los aguacates;
Mariela la longaniza
y Rosita los tomates.
Y... Cecilia vende abrazos
por unidad y docenas;
vende por jarras o vasos
el jarabe quitapenas.
Las "venteras" de po'aquí
y Rosita los tomates.
Y... Cecilia vende abrazos
por unidad y docenas;
vende por jarras o vasos
el jarabe quitapenas.
Las "venteras" de po'aquí
son palomas consentidas;
ellas me quieren a mí
y son bien correspondidas.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: La ventera
De la Internet.
Bonitos versos para dejar ese merecido homenaje a estas personas tan singulares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son situaciones, Rafael, que se repiten de ciudad en ciudad y de país en país.
ResponderEliminarNo hay nada más típico de cada lugar. Aquí en Chile existe una vieja pugna entre las que no actúan autorizadamente y el comercio establecido que reclama competencia desleal. Parte el alma cuando "las clandestinas" son perseguidas por la autoridad, aunque la contraparte pudiera tener razón.
Abrazo austral.
Por aquí los llaman mercadillos y a mi me encantan, en mi pueblo vienen los viernes y no me lo pierdo pues además se ponen en una plaza que hay debajo de mi casa.Tu poema es un merecido y hermoso homenaje a estas personas que se ganan la vida con sus mercados ambulantes.Saludos cordiales
ResponderEliminarQué lindo poema. Acá son "tianguis" los mercados esos de quita y pon en los barrios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué hermoso homenaje, Rafael, espero que ellas hayan podido recibirlo de tus manos y tu voz y les hayas alegrado la vida diaria, un abrazo!
ResponderEliminarQue bonito lo has hecho Rafael, en este canto que das voz a las “venteras” a cuantas con un margen acorde, prestancia y buen hacer… ofrecen cuanto disponen para vender, todo lo mejor de la huerta o del artesano saber hacer. Para que en el trueque, se pueda llenar la cesta y disfrutarlo al tiempo in situ o después…
ResponderEliminarUn abrazo
Bonito, un abrazo : )
ResponderEliminarMerecidmente correspondidas con tu alta rima, Rafael, que como buen poeta en todo ves poesía.
ResponderEliminarAbrazo inmenso amigo!
hermosos versos,cariños.
ResponderEliminarMuy lindo, reunion de mujeres de nombres femeninos como un ramillete de rosas. Abrazos
ResponderEliminarQué ternura hay en tu verso. Me encantó pues es todo un homenaje a esas mujeres. Besos
ResponderEliminarBuen poema para reconocer el trabajo callado que existe a nuestro alrededor y nos hace la vida más fácil.
ResponderEliminarUn abrazo.
Unas cuartetas preciosas, simpáticas y tiernas, un bonito homenaje a esas venteras que se ganan la vida, y encima dan un ambiente encantador allá donde se sitúen.
ResponderEliminarMe ha encantado, suena muy hermoso.
Un abrazo.
Ellas te sonríen porque tu les sonríes y las tratas con cariño.
ResponderEliminarYo que ahora voy a los mercadillos de domingo por las verduras y frutas me doy cuenta de lo que se sacrifican estos vendedores para ganarse sus reales.
Un feliz fin de semana.
Cada mujer un milagro de la vida...lo mejor es que regalan sus sonrisas
ResponderEliminarPersone semplici e simpatiche che fanno bene il loro lavoro
ResponderEliminarUna bella dedica poetica
Buona domenica e un saluto,silvia
Muy simpático y lindo verso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rafael, a raíz del código de policía, que arremete contra estas personas que tradicionalmente han enraizado en nuestras costumbres y cultura popular, vendiendo flores, frutas, y otros productos, los pueblos y calles típicas del comercio abierto, irán perdiendo su color. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarLa ley es pa'los de ruana, eso decían los abuelos... y mucha razón tenían. Seguimos en las mismas.
EliminarUn abrazo.
Bonito poema, ellas, las venteras, se lo merecen.
ResponderEliminarSAludos.
Donde yo vivo, Zaragoza (España), no hay venteras, pero los mercadillos de proximidad que existen van cerrando sus puestos de frutas, verduras, carne, pescados, ya que desgraciadamente las grandes superficies se van adueñando del mercado y nosotros somos tan tontos que vamos a comprar donde lo único que tienen esas macro tiendas son las ganas de ganar mucho dinero.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Un saludo.