–¡Ah, "pantasmas", no solamente se robaron los helados sino que también se les dio por orinarse en el maletín, ladrones sinvergüenzas! –Dijo enfurecida la señora Elvira, cuando al llegar al pueblo después estar montada en un bus "muchilero" por cerca de tres horas se encontró con un charco dentro de su equipaje. Había comprado en Duitama unos cuantos helados para darles a sus "chinitos" al volver a casa, luego de su viaje a la capital, sin sospechar que se derretirían. Eso sí, le echó maldiciones a don Raymundo y todo el mundo antes de caer en la cuenta de su ingenuidad... Así era mi madrecita.
LOS HELADOS
(Décimas y coletilla)
¡Desgraciados, malandrines
sinvergüenzas, descarados
se robaron los helados
y me llenaron de orines
"toiticos" los maletines.
Dios quiera les de dolor
de tripas con escozor
o que tal vez se intoxiquen
y a la virgen le supliquen
no morirse del dolor!
El caso que les comento
es de verdad, no es mentira,
y aunque parezca de cuento
le sucedió a doña Elvira.
El caso que les comento
es de verdad, no es mentira,
y aunque parezca de cuento
le sucedió a doña Elvira.
Helados de fresamora
en la terminal compró
y al maletín los echó,
la mencionada señora.
Pensaba que sin demora
a su hogar regresaría
y a sus "chinos" les daría
los heladitos de fresa,
pero para su sorpresa
agüita nomás vería.
agüita nomás vería.
¡Vaya!, situación tan rara
con el maletín mojado,
por culpa de que comprara
a cada hijo un helado.
Y tralalín, tralalara...
este cuento ha terminado.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: El bus "Muchilero"
De la Internet.
Qué hermosa ingenuidad, Rafael, emotivo y tierno homenaje a tu mami, un abrazo!
ResponderEliminarPrecioso romance, como siempre en tu línea. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludos
ResponderEliminarme hiciste sonreír y acordarme de esas viejos buses que solía subirme y viaje de muy niña hacia el lejano campo donde mis abuelos...
Y si yo creo que mas de una vez le pasó eso a mi madre , cuando nos traía helados a casa , llegaban más de las veces derretidos...
Estés bien.
Lloré y todo.... Eso fue cierto, como te extrañamos Madre..
ResponderEliminarAlguna lagrimita se me escapo,abrazos.
ResponderEliminar¡Qué tierna tu entrada, Rafael!
ResponderEliminar´Cómo recordamos a la mamá, pase los años que pasen!
Un abrazo.
Una ingenuidad muy divertida la de tú Madre Rafael y tú nos has hecho sonreír con tu poema tan elocuente y tierno recordando a tú madre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estupendo homenaje para tu madre, me he emocionado.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana.
Bss!
Con su mejor intención no pensó lo que sucedería...
ResponderEliminarUn abrazo, feliz semana
Jajaja, que hermosura de poema y el pensamiento de la mujer.
ResponderEliminarMe ha encantado Rafael. Aunque no soy nada entendida, creo que con décimas y cuartetas, las que aplaudo por su simpatía y buen hacer.
Un abrazo.
Has sabido sacarle punta al lápiz de la anécdota. Felicidades, Rafael.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya, Rafael, con qué humor lo cuentas en tus versos, que cualquiera puede pensar, que la anécdota no es cierta. Qué buen recuerdo. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarQue ternura... Un emotivo y bello recuerdo.
ResponderEliminarMi abrazo, trovador
Sí es verdad? Es una gran ternura.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Es verdad, Sara, tal cual lo cuento así sucedió por allá en los pasados años sesenta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emotivo y tierno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dulce y bonito.
ResponderEliminarUn abrazo
Deliciosa historia. He llegado aquí a través de Esteban Lob. Saludos.
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