Cada vez que voy al campo y contemplo los bellos paisajes de mi tierra con sus verdes de diferentes matices, su barbechos arados, sus cultivos tradicionales, sus flores silvestres y sus vaquitas pastando plácidamente: siento una infinita paz y me entran las ganas de cantarle a las tantas bellezas que Dios nos regala en cada rincón de la naturaleza. Esta vez, escribí algunas estrofas que bien pudieran servir para ser cantadas al son de bambuco, ritmo muy tradicional en nuestros campos boyacenses.
MIS CANTARES
(Bambuco)
A mi vereda le canto, le canto con alegría,
A mi vereda le canto, le canto con alegría,
la tierra que
quiero tanto, tierra grata y labrantía.
Allá donde fui a
la escuela y las letras
aprendí,
donde jugué siendo
niño y hasta el amor conocí;
allá donde se admiraba el vuelo del colibrí
y brillaban las estrellas en noches de frenesí.
A mi vereda le
canto, le canto con emoción,
la tierra que
quiero tanto y llevo en el
corazón.
Allá donde los
abuelos levantaron su
ranchito,
donde contento bajaba un cristalino arroyito;
allá donde se tomaba con panela el cafecito
y se ordeñaban las
vacas cada día
tempranito.
A mi vereda le
canto y no la puedo
olvidar,
la tierra que
quiero tanto, la tierra de mi
soñar.
Allá donde se
escuchaba el trino del
ruiseñor,
donde dulce me arrullaba de la paloma el candor;
allá donde se charlaba de tres piedras al
calor
y se entonaban las
coplas de algún viejo
trovador.
A mi vereda le canto, le canto con puro amor,
la tierra que quiero tanto, mi bello jardín en flor.
Derechos Reservados Copyright © 2017
la tierra que quiero tanto, mi bello jardín en flor.
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Derechos Reservados Copyright © 2017
Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Paisaje boyacense.
(De la Internet)
Bellísimo canto a tu vereda Rafael, sólo un poeta puede sentir de esta forma el amor por su tierra.Saludos
ResponderEliminarQue emotivo canto a tu vereda, Rafael. De alguna manera formamos parte de ese pedazo de tierra donde están nuestras raíces.
ResponderEliminarPura poesía divina.
Abrazos
Precioso canto al campo y a las praderas que dejaron huella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que maravilla disfrutar de esos paisajes, y que bonito les cantas, se nota que son parte de ti. Un abrazo
ResponderEliminarPrecioso sentido tu canto a la naturaleza prodiga
ResponderEliminarCariños y buen fin de semana
Precioso, Rafael.
ResponderEliminarUn abrazo, buen fin de semana
Como es costumbre,llegar a aquí es leer cosas buenas,abrazo.
ResponderEliminarTan hermosos campos y tantos recuerdos bien merecen esos melodiosos cantares. Preciosos ambos.
ResponderEliminarUn abrazo
Fantásticas estrofas rimadas, que llevan toda la música impresa en cada verso de tu hermoso homenaje al paisaje y los avatares de tu lugar.
ResponderEliminarPrecioso, me ha encantado.
Un abrazo.
Aunque mi pueblo no era campesino, tenía la magia del silencio si te alejabas un poco o del contacto amable y tranquilo de los encuentros. Me hiciste recordarlo.
ResponderEliminarQué bueno tu apego a tu tierra, al lugar de tu infancia, esos recuerdos nos marcan, hermoso poema, Rafael, un abrazo!
ResponderEliminarLeyéndote parece que esté caminando por esa vereda a la cual homenajeas con tan bella palabras Rafael.
ResponderEliminarUn abrazo.
Canta el ruiseñor
ResponderEliminarese es el mejor regalo que nos dona la tierra
una belleza es descubrir sus las cada día.
abrazo.
Entrañable Para ponerle música y cantarlo.
ResponderEliminarBonita semana, poeta
Muy bonito y entrañable. Unas letras muy bellas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin dudas le cantas con el corazón. Precioso.
ResponderEliminarAbrazo
Bello canto a la inigualable belleza del campo y a tus recuerdos de infancia y adolescencia, Rafael. Me parece hasta escuchar los trinos de aquel ruiseñor y hasta un bambuco.
ResponderEliminarReparo en tu poema canción, la alusión a dos pájaros que considero emblemáticos: el colibrí y el ruiseñor. Al colibrí por aquí le llamamos picaflor, y es todo un espectáculo verlo aletear en la flor que chupa su licor dulce, con su pico largo. Es de los pájaros que contribuye a la polinización con las abejas y los murciélagos. Un abrazo
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