—A pesar de todo —me dijo Hernando—, los humanos mantenemos la esperanza de ver un mundo mejor, un mundo más justo, en el cual la equidad sea el camino hacia la paz. Pero nada de nada, mi querido y estimado, pues, como reza el refrán: «Para el pobre y para el feo, todo queda en el deseo». Esa es la vida —murmuró desilusionado, y se zampó un lamparazo doble con cara de triple—; mejor pongámonos a contar estrellas, que la noche está bonita y el aguardiente, barato. —¡Salud! —le respondí, al tiempo que apuraba mi copa.
VIGILIA
(Soneto)
La clareada oscuridad mostraba
faroles con la luna entrelazados,
y un profundo silencio que clamaba
piedad para los tantos olvidados.
Pletórico, mi pecho imaginaba
senderos en la noche, iluminados,
en tanto que lejanos se escuchaban
villancicos por ángeles cantados.
Un sueño, una ilusión, una utopía,
un anhelo pintado de alegría,
en aras de un planeta más humano.
Donde reinen la paz y la armonía,
donde el rico y el pobre, cada día,
se ayuden y caminen de la mano.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: La iglesia de San Ignacio
Casa Fotográfica, Tunja

pOR UNa sociedad más humana e igualitaria en sus versos, Rafael. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarBuenas intenciones, siempre añoradas.
ResponderEliminarUn saludo.
Te digo amén en este precioso soneto que dice muchas verdad y deseos. Ojalá la sociedad cambiara, o mejor dicho los políticos llevaran una vida de ejemplo para los demás, sin mentir y sin robar.
ResponderEliminarUn placer como siempre leerte Rafael.
Un abrazo y buena semana.
Un mundo sin ricos debe de ser la mayor ilusión de todas.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Después de muchos años, en esta segunda andadura por mi nlo casualmente vuelvo a encontrarte, me alegro mucho, versos empaticos que me ha gustado mucho
ResponderEliminarUn abrazo