José del Carmen Sandoval, a quien en vida conocimos como «Mascurrias», fue un personaje popular en nuestra provincia de Valderrama. Oriundo del municipio de Socotá, tal vez nacido en la década de los años cincuenta, recorría a pie los caminos reales y las carreteras para ir vagabundeando de pueblo en pueblo rebuscándose la vida. Nunca trabajó ni tuvo familia; vivía de la caridad, dormía en la calle y siempre tenía una botella de cerveza en cada mano, porque —según decía— eso le permitía espantar las penas y vivir sabroso sin tener que molestar a nade ni padecer los desengaños.
Lo que corre por mis venas
no es sangre sino buen vino,
que en la noria del destino
calma sed y quita penas.
Se anda mejor el camino
con penurias de las buenas,
porque las malas apenas
andan a paso cansino.
Por eso, en noches serenas,
hago mis bohemias rondas
para romper, en las fondas,
con el licor las cadenas.
Sean rubias o morenas
las que causen mi sufrir,
vine bien siempre a advertir
que de este mundo de locos,
de guerras y zaperocos,
¡vivos no hemos de salir!

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