Por lo vivido, lo gozado o lo sufrido, debemos agradecer y, cuando llegue el momento de partir, tener la entereza para soltar las amarras, enfilando el rumbo hacia un mundo infinito, profundo y desconocido, con la esperanza de alcanzar un estado de gracia eternamente feliz en un paraíso de luz y armonía, donde reine por siempre la paz. Simplemente, la vida es bella, frágil y finita, pero no insignificante. Indiscutiblemente, es necesario enfrentarla apasionadamente, aceptando nuestro destino con la certeza del deber cumplido.
HORIZONTE
(Soneto)
Al final del viaje tendré un horizonte
azul e infinito, colmado de estrellas;
al final del viaje, cual grácil senzonte,
volaré, dejando plantadas mis huellas.
Seré un alma libre, sin sufrir querellas,
cruzando la cima de encumbrado monte;
para ver, entonces, las cosas más bellas
siendo de lo etéreo audaz polizonte.
Partiré silente, me iré sin premura
rumbo al paraíso que anhelara un día,
en busca del cielo de fulgente albura.
Al final del viaje tendré en mi agonía,
el postrimer beso que con gran ternura:
posará en mi frente, ya pálida y fría.
__________________
Derechos Reservados Copyright © 2025
Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Paisaje de mi tierra
De la Internet.
Esa última estrofa, la del beso, es dramática por demás. La muerte es un tema que pocos escritores abordan, la excepción son los poetas a los que ella es parte de su imaginario.
ResponderEliminarGracias por este blog, que, más que una bitácora, es un poemario que sobrevirá a ti como escritor y a mi como lector, y seguirá dando qué hablar a generaciones de generaciones. Amén.
Amigo Rafael, que la poesía y la lucidez nos acompañen hasta la hora suprema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un hermoso poema, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
El viaje empieza cuando nacemos, vamos recorriendo el camino y es bueno caminarlo con amor y gratitud será mas llevadero y al final sentiremos paz y armonía. Un abrazo
ResponderEliminar