Para conseguir el pan de cada día, José tiene que recorrer las calles de la ciudad con su carrito de mercado a rastras, ofreciendo las frutas y verduras que cuidadosamente selecciona y empaca para satisfacción de quienes le compran. De índole tranquila, José pasa inadvertido ante la mayoría de la gente, pero resulta importante para quienes agradecemos el servicio de recibir a domicilio sus preciadas mercancías. Cuando le pregunto por la razón de su tranquilidad, me contesta sonriendo: «Para qué tanto afán, estimado amigo, si de todas maneras nos vamos a morir, tarde o temprano», y me invita a charlar al calor de un cafecito, ahí en la tienda de la señora Rosita.
GRACIAS MÍAS
(Sonetillo inglés)
Cada que suspiro y pienso
que inevitable es la muerte,
agradezco por mi suerte
y siento un placer inmenso.
Voy por el mundo de paso
sin apuros ni tormento,
y vivo siempre contento
en el triunfo o el fracaso.
Se bien que vivir nos mata
entre la noche y el día,
pero insisto en la porfía
de hacer mi vida más grata.
Estas, y otras gracias mías,
son pan de todos los días.
__________________
Derechos Reservados Copyright © 2025
Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Carreta con frutas
El Diario, Boyacá

No hay comentarios :
Publicar un comentario