A estas alturas de la vida, cuando el peso de los años nos abruma, el estar vivo es un verdadero regalo celestial. El final se intuye cercano, pero todavía quedan sueños por cumplir: ver a los hijos realizados, contemplar a los nietos creciendo y seguir labrando caminos hasta recoger la cosecha de nuestra siembra a través de la existencia. Entonces, concluimos que el tiempo es una espiral, que la vida es de instantes y que lo más importante es el ahora, el presente, el único momento verdadero para habitar en este mundo.
CARPE DIEM
(Soneto Alejandrino)
Sin que nos percatemos se va yendo la vida
como un caudal sereno que fluye inagotable,
el pasado es recuerdo fugaz e inexpugnable
y el futuro no existe, la fecha es repetida.
La marca de los años a la frente ceñida
es el signo perenne del tiempo inexorable,
cada paso conduce rumbo a la inevitable
oscuridad profunda, donde todo se olvida.
El hoy es lo que cuenta, lo demás fantasía,
ayer, hoy y mañana, secuencia recurrente
en cúmulo de instantes tras el tictac del día.
Bajo las aureolas del astro incandescente
la muerte una costumbre, la gloria es utopía:
vivimos, fenecemos, habitando el presente.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: La espiral del tiempo
(De la Internet)
Buena forma de reconocer nuestra propia decadencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece que la cruda realidad de nuestra existencia se hace más aceptable al leer tu poema.Saludos
ResponderEliminarRafael, añadiría se vive en estas instancias para hacer realidad el carpe diem. Que buen soneto en el clásico alejandrino que sabes manejar en el equilibrio del fondo y forma- Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarExcelente alejandrino sobre el paso de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien, Rafael, Viviendo es el secreto para seguir adelante, un abrazo!
ResponderEliminarEl paso de la vida, en esos alejandrinos tan bien armados.
ResponderEliminarUn abrazo
Como tan bien lo expresas en tus versos, vivir el presente, con conciencia plena -esto es sin que la mente vuele al pasado o al futuro- es lo mejor que podemos hacer para disfrutar de la vida. Besos.
ResponderEliminarDe lo mejor que he leído en poesía últimamente, este soneto alejandrino, Rafael. Me descubro ante tanta verdad, originalidad, sencillez y filosofía de la vida. Felicitaciones. Me ha dado mucha pena no haberte conocido. Estuve en Boyacá, en uno de mis veinte días pasados en Colombia, conocí la tierra paisa, y siempre te recordé pero no supe o no tuve los medios en ese momento para comunicarme contigo. ¿Será una próxima vez? Me gustaría mucho. No es fácil conocer a un poeta como tú. Conocí a Marga López en Medellín, otra gran poema colombiana. Me dio mucho gusto y guardo de ella un recuerdo inolvidable de su gran poesía. Me faltó también conocer a Lucía Betancourt, que vive en Pereira. Pero ¿será una próxima vez? Se lo preguntaré a los dioses de la poesía. Estáis en mi agenda. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus amables palabras, Julie, me lees con buen corazón y me honras con tu cariño. Tal vez el destino nos tenga reservado el momento para conocernos personalmente. Un abrazo.
EliminarPara enmarcar, amigo Rafael. Honda, lúcida e irrefutable concepción del Tiempo. Te felicito una vez más, Poeta!!
ResponderEliminarTus versos siempre impecables amigo,abrazos.
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