A la sombra de un añoso y frondoso árbol de uvo, bajo el radiante sol de enero, mientras contemplaba la 'Iglesia de San Laureano', primera ermita construida en Tunja durante época colonial, me asaltaron los recuerdos y, presurosos, vinieron a mi mente los días más lejanos. Sumido en el sopor de mis cavilaciones, comprendí que nuestro paso por la vida es, sin lugar a dudas, la sumatoria de infinidad de instantes que se suceden a diario y van dejando huella en los pliegues del alma, en lo profundo del corazón.
QUIMERAS
(Lizaraejo cruzado)
Las huellas en la senda de la vida
son efluvios de aquel ayer distante,
la inocencia pueril, la fe sentida.
Una vaga ilusión, una quimera,
los sueños sin cumplir, el optimismo,
la dicha en un resquicio, lisonjera.
El aura maternal, adormecida,
la paloma torcaz, el sol radiante,
la luna con su faz palidecida.
La risa divagando por doquiera
y el paisaje fugaz de un espejismo,
la rosa, el ruiseñor, la primavera.
Son efluvios de aquel ayer distante
los sueños sin cumplir, el optimismo;
la paloma torcaz, el sol radiante
y el paisaje fugaz de un espejismo.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Capilla de San Laureano
Tunja, Boyacá, Colombia.