Por allá, en los años sesenta, del siglo pasado, antes de que llegara la televisión a nuestro pueblo, en las emisoras de radio se escuchaban las canciones románticas de un joven argentino que estaba causando furor en toda Latinoamérica. También recuerdo haberlas oído en los parlantes del circo que, por aquella época, solía visitarnos y que, para llamar la atención, antes de las funciones, hacían girar los acetatos de Leo Dan. "Qué hermosa noche, qué hermoso cielo, y estoy tan lejos del amor que tanto quiero; qué triste es todo y todo es bello, pero el amor a mi lado no lo tengo". Cantaba, aquella suave voz, por las calles de mi infancia.
LEO DAN
(Soneto alejandrino)
Románticas canciones y mágicas tonadas,
dulce banda sonora de infantiles pasiones;
añoranza de ayeres y tiempo de ilusiones
que vivimos entonces, en alas de las hadas.
Allá en el pueblo mío sonaban sus baladas
en los bafles del circo, previendo las funciones;
también las escuchaba por varias estaciones
de radio, que se oían en tardes y alboradas.
Va, 'Por un caminito', con aire entristecido,
el carruaje mortuorio rumbo a donde estarán
por siempre los despojos del cantor fenecido.
Canta, 'Cómo te extraño', con postrero ademán
'Mary', el amor eterno del hombre que se ha ido;
el artista que en vida se llamó... 'Leo Dan'.
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