Ayer se llevó a cabo el sepelio de otro de los buenos amigos que se nos adelantan en el postrero e inevitable viaje a la eternidad. Rito Antonio Durán Calderón, fue uno de ellos, un amigo sincero e incondicional con quien, en las décadas de los ochenta y noventa, compartimos buena parte del camino por motivos tanto de amistad como de trabajo. Son muchos los recuerdos, pero una de sus más notorias cualidades era su franca sonrisa, pues denotaba su amabilidad y su voluntad de servicio en todos los aspectos de la vida. Descansa en paz, entrañable amigo, quedarás inscrito en libro de los que nunca se olvidan.
ADIÓS AL AMIGO
(Soneto)
El amigo gentil, el compañero
de tiempos idos en el calendario,
recorre ya el camino lapidario
hacia la eternidad, viaje postrero.
No es un viaje que sea voluntario
ni requiera equipaje, mas empero:
él preparó con delicado esmero
el fiambre para el alma necesario.
Adornan el jardín del firmamento
los queridos amigos que se van,
la vida es apenitas un momento.
Perennes en el tiempo existirán
recuerdos de bondad y sentimiento,
del ser que en vida fue Rito Durán.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: Rito y Lida Durán
(Archivo particular)